26/05/16

Querido diario: ... y todo lo que podía decepcionarme lo ha hecho...

Querido diario:

Hay días en los que uno no debería levantarse de la cama. Sí, hoy ha sido uno de esos días, uno de esos en los que todo lo que podía salir mal, ha salido mal y todo lo que podía decepcionarme, lo ha hecho. Y es que no siempre salen las cosas como uno piensa, ¿verdad?

Cierto es que, por más veces que tropecemos con una piedra, no aprendemos, y yo menos que nadie. Las decepciones llegan a mi vida frecuentemente, y es posible que todo eso se deba a la manera que tengo de tomarme las cosas, o a las diferentes formas que tengo de entregar mi corazón (y no hablo de una entrega romántica, ni mucho menos). Hablo de la confianza que se le entrega a alguien con quien te gusta hablar, con quien te gusta compartir momentos de ocio o con quien tienes cosas en común. Es inevitable que esto pase, pero me sigue fastidiando igual que la primera vez que me pasó.

Algo parecido le ha pasado esta mañana a un amigo mío conmigo. Resulta que a las ocho de la mañana me he llevado una bronca del carajo por haber hecho algo que yo, obviamente, desconocía que le iba a sentar mal. Y no es que le haya sentado mal, ¡no! Le ha sentado fatal... Menos mal que al final hemos resuelto que seguimos queriéndonos, ¡uf! Y eso cuando casi no había ni amanecido...

Y luego la cosa no ha hecho más que empeorar. Hacía mucho tiempo que no recibía una bronca de una "no cliente" en el trabajo, vaya... Mucho tiempo... La verdad es que no suelo llevarme broncas ni de clientes, ni de no clientes, ni de jefes... Pero hoy, claro, ha sucedido... Y aún me noto la cara granate del subidón de mala leche que me ha dado... Y es que hay días en los que el mundo y los que lo componen se esfuerzan en joderte hasta límites insospechados.

Así que, querido diario, entre las decepciones y lo que ha salido mal, el día de hoy se puede calificar de... Bueno, de eso...

Mañana, más y mejor, seguro...

Bss.

23/05/16

De tú a tú: Entrevista a Francisco José Motos, escritor



Como podéis suponer, para mí era un reto personal el conseguir una entrevista con un escritor reconocido y me encantó que el señor Motos aceptara pasar un rato con nosotros, ya que, además de escritor, es un apasionado de su tierra, que para mayor deleite, es la misma que la mía, Murcia. Fco. José Motos nació en Lorca (Murcia), muy cerquita de mi luminosa Águilas, lo que da a estas líneas una complicidad especial.

Hace unos días, cuando me puse en contacto con el señor Motos para saber si le gustaría esta idea de llenar un espacio del blog en un “De tú a tú”, no le conté que una parte principal del rato que vamos a pasar juntos es sentirnos como en casa y por eso, con su permiso, voy a tutearlo; aparcamos el “usted” y vamos a ser, durante un rato, “tú”  a secas, sin formalidades.
EBIP: Buenos días señor Motos. ¿Pasamos del usted en este “De tú a tú” y vamos directamente al “tú”?
FJM: Por supuesto que sí. ¡Empezaba a no reconocerme en ese usted tan oficial y estricto!

EBIP: Tengo cierta predilección por las primeras preguntas, ya que pienso que, al igual que la primera frase de un libro, es muy importante para enganchar al lector. Así que ahí va, ¿cuál fue tu primer amor reconocido?
FJM: Veo que entiendes muy bien el mecanismo del enganche en comunicación, no me extraña en absoluto. He podido leer algunas de las cosas que escribes en tu blog y son de un gran nivel y perspicacia. Pero, me temo que no he contestado. Mi primer amor reconocido fue la escritura y la lectura.

EBIP: Muchísimas gracias por el halago. Dando un paseo virtual por tu vida, encontré que, sorprendentemente, te diplomaste en ¡Gestión de Empresas e hiciste el postgrado en Dirección Estratégica! ¿Vocacional o era lo que había?
FJM: Era lo que tocaba, Isabel.

EBIP: ¿Cómo se llega al punto de decidir romper con la vida que llevas para dedicarte a algo tan fortuito como es la escritura? Y digo fortuito porque nunca se sabe qué va a pasar con una novela, más aún cuando uno es un autor novel.
FJM: Probablemente con mucha inconsciencia y con un punto de ganas de cambiar de rumbo, o encontrar el propio.

EBIP: Dice una biografía tuya que encontré que, fruto de la necesidad de sumergirte en el mundo de la escritura, nació El perseguidor de sueños, tu primera novela. Imagino que cuando te sentaste a escribirla no pensaste que acabaría siendo lo que es. ¿O sí?
FJM: ¡Para nada! Recuerdo que empecé a escribirla en un bar en Granada, y pensé: “Por fin me pongo a ello”. Fue como una más de esas cosas que se hacen sin pensar mucho.

EBIP: Uno de tus lemas favoritos es “Leer para ser libres”. ¿Qué significado tiene para ti esa frase?
FJM: Según mi manera de ver las cosas, encierra una gran verdad que se nos escapa en nuestro mundo rápido y de fácil consumo: no es otra que no podemos ser libres del todo sin conocimientos y emociones que nos humanicen. Y los libros son un camino iniciático en ese sentido.

EBIP: ¿Qué opinas de fenómenos sociales tan bestiales como el que se produjo con la publicación de la Trilogía de Grey?
FJM: Creo que hay espacio para todo. Pero, en el caso concreto que me preguntas, sí que me gustaría hacer una reflexión: ¿Cómo es posible que, en un mundo en el que se persigue la igualdad entre hombres y mujeres, que es un derecho irrenunciable, una novela que hace una especie de apología de la sumisión de la mujer, tenga tanto recorrido entre lectoras? Y ahí lo dejo….

EBIP: ¿Eres de los que piensan que cualquier cosa vale con tal de leer algo o hay que ser un poco exigente a la hora de elegir una lectura?
FJM: Creo que hay que ser un poco exigente. Hay que tener el paladar para poder distinguir, cada cual según sus gustos. Tengamos en cuenta que la lectura, como otras formas de conocimiento, estructura nuestra mente. Y en esto, como en todo, es de aplicación que, si introduces buenos elementos, el resultado final será bueno a la fuerza.

EBIP: Por tanto, ¿cantidad o calidad?
FJM: Calidad, siempre calidad.

EBIP: Eres un amante de la cultura en todos sus géneros. De hecho, mezclas perfectamente literatura con teatro y música y, en la presentación de tu último libro, La traición de un sueño, también hemos tenido la presencia de la pintura, encarnada en la figura del pintor murciano Pedro Pérez Casanova, autor de la portada de la novela. ¿Cómo consigues que encajen todas esas piezas a la hora de planificar un evento de ese tipo?
FJM: Intento tener claro el hilo conductor que une todo. Es decir, cuál es el mensaje final que se quiere transmitir, y a partir de eso se construye todo lo demás. Es un privilegio que tantas personas talentosas se quieran sumar con tanta generosidad a aquellas cosas que yo promuevo. 

EBIP: ¿Hay que reinventarse continuamente en estos tiempos para seguir generando interés?
FJM: Sin lugar a dudas. Es una excelente reflexión. Nuestro mundo va muy rápido, todo cambia a gran velocidad, y no se puede ir en contra del signo de los tiempos si se quiere mantener la atención de otras personas.

EBIP: Hace unos días asistí estupefacta a la retransmisión del Festival de Eurovisión. No sé si me quedé más boquiabierta con la ganadora, con el nuevo invento de las votaciones o con los puntos que recibió España. ¿Qué te pareció?
FJM: En un mundo en el que los intereses económicos y las influencias diplomáticas están por encima de las manifestaciones artísticas de todo tipo, todo puede pasar. Y pasan estas cosas, que no obedecen a lógica alguna.

EBIP: Sé que, al igual que yo, opinas que nuestro idioma es lo suficientemente bueno y rico en matices como para tener que llevar una canción en inglés. Reconociendo que Barei, nuestra representante, no lo hizo nada mal, dime, ¿crees que merece la pena no llevar una canción en español?
FJM: Para nada. Creo, sinceramente, que es de un ‘provincianismo’ total. Quien decidiera finalmente que la canción que nos representara en Eurovisión fuera cantada en inglés debería dar las explicaciones pertinentes. Toda acción de este tipo ha de tener sus consecuencias. La dignidad es lo último que se puede perder.

EBIP: He leído por ahí que cuando estás en pleno proceso de creación es cuando menos lees. ¿Por qué? Siempre he pensado que es en ese momento cuando más ideas se necesitan y que todo ayuda.
FJM: Es cierto, veo que estás muy bien documentada, te felicito por ello. Es una pequeña manía personal. Y lo hago porque pienso que de esa manera no me dejo influenciar por aquello que estoy leyendo. Es una forma, muy particular, de encontrar una cierta libertad de creación en ello.

EBIP: ¿Cuál es tu método de escritura?
FJM: No tengo un método muy definido. A lo que sí obedezco es a no realizar planificaciones previas, y va en el mismo sentido que comentaba en la pregunta anterior. Respeto, como no puede ser de otra forma, aquella corriente que dice que hay que planificar en detalle. En esto, como en tantas cosas, cada maestrillo tiene su librillo.

EBIP: Eres miembro del Centro Andaluz de las Letras (CAL). ¿Qué tal la experiencia?
FJM: Una gran experiencia. He de decir que debería haber muchos más centros de este tipo con el apoyo de las instituciones. Antes de esta crisis que nos azota, había muchos centros de este tipo dependientes de comunidades autónomas que fomentaban el placer de escribir y leer. Actualmente el CAL es casi el único que ha quedado, por lo que me siento orgulloso de pertenecer al mismo.

EBIP: Sé de buena tinta que uno de tus autores favoritos, quizá el que más te gusta, es Eduardo Mendoza. A mí personalmente me encanta, disfruto mucho con sus novelas. Dime, de todas las obras de arte que ha escrito, ¿Con cuál te quedas?
FJM: Sí, es cierto Isabel. Eduardo Mendoza, para mi gusto, es uno de los grandes de verdad.  Y el que más disfruté, y no es uno de sus libros más conocidos, fue El laberinto de las aceitunas.

EBIP: Hablemos un poco de tu producción literaria. Hasta la fecha has escrito tres novelas, El perseguidor de sueños, La estación del destino y La traición de un sueño, presentada hace apenas unos días. Todas ellas tienen en común la intriga, el amor y el desamor, la traición,… ¿Cuál es tu favorita?
FJM: Bueno, para alguien que escribe y pone pasión en lo que hace, sus libros son como sus propios hijos, así que, aunque sean diferentes, los amas a todos. Es cierto que a El perseguidor de sueños, por la forma en la que lo escribí, muchas veces en bares y en pequeños momentos de inspiración, le tengo un querencia especial. Aunque sin quitar ni un poquito al resto.

EBIP: ¿Te identificas especialmente con alguno de los protagonistas de estas obras? Tenemos a Ramiro en la primera, a Ana Martí en la segunda y a Iris en la tercera.
FJM: Si tuviera que identificarme, tal vez lo haría un poco más con Ramiro. Aunque soy de la opinión de que los personajes que se crean, si se hacen con sinceridad, siempre tienen algún matiz de su creador.

EBIP: La última novela, La traición de un sueño, tiene como eje central el tema de la corrupción, tan de moda en España durante estos últimos años. ¿Buscaste una trama específica para tratar este tema o surgió sola?
FJM: Surgió sola. Hay tantas actualmente que lo difícil hubiera sido no verlas.

EBIP: Una curiosidad, ¿crees necesario conocer físicamente el lugar en el que has decidido ambientar una trama?
FJM: No, creo que si se conoce le puede dar, en algunas ocasiones, algo más de profundidad a la descripción. Pero es que hoy en día, por fortuna para los que escribimos, se puede ver incluso de forma física el lugar concreto en que se quiere situar la trama. Con Internet y sus famosos buscadores todo es muy accesible.

EBIP: A la hora de crear, ¿crees que es más difícil lograr un buen resultado con un relato corto o cuesta más con una novela?
FJM: Sin lugar a dudas, es más complejo con una novela. Embarcarse en la escritura de una novela requiere un tiempo largo de dedicación, en mi caso un año aproximadamente, y a lo largo de todo ese tiempo uno va fluctuando con la misma novela. Aunque he de decir que un relato corto bien escrito tiene una gran complejidad también.

EBIP: Abusando de tu confianza voy a pedirte algún consejo para los escritores en potencia que sueñan con alcanzar la página quinientos de una creación…
FJM: ¡Para nada es un abuso! La verdad es que estoy disfrutando mucho con esta entrevista. Está muy bien preparada por tu parte y las preguntas no son las estándar y convencionales.
Yo no soy muy de dar consejos, pero sí algunas indicaciones que espero que puedan servir de algo. En primer lugar, es importante que no tengan prisa por llegar a eso. La escritura requiere intensidad y cuando no se percibe, hay que dejar pasar el momento para retomarlo más tarde. Y en segundo lugar, la honestidad en lo que se escribe es fundamental. Esto es lo que se podría llamar “el estilo propio”: decir las cosas que se sienten antes de decir aquellas que pensemos que van a llegar mejor porque son las que imperan en el mercado.
Y finalmente, y esto creo que es lo más importante, el respeto absoluto por el lector. Esto quiere decir que, si hacemos algo que no nos llegue mínimamente a nosotros, no debemos ponerlo en circulación.

EBIP: Por último, y si me lo permites, voy a hacerte mi pequeño “test del blog”. Espero que te guste, para desestresar…
FJM:
Un color: verde
Una fragancia: jazmín
Una canción: Nunca el tiempo es perdido, de Manolo García.
Un sentimiento: pasión por la vida
Un libro: El laberinto de las aceitunas, de Eduardo Mendoza.
La compañía perfecta: mi chica y mis amigos.
Un lugar: ¡esta te va a gusta! La playa de La Carolina, en Águilas.
EBIP: ¡Pues sí que me gusta! Es también mi playa favorita, la más bonita de todas para mí.
Tengo que decirte que he disfrutado mucho con esta entrevista, ha sido genial charlar un rato contigo. Te deseo la mejor de las suertes en tu carrera y te agradezco de todo corazón las palabras tan bonitas que has dedicado al blog y a mi trabajo.

FJM: Muchas gracias a ti por esta magnífica entrevista. Me he sentido muy cómodo haciéndola. Besos para ti, Isabel, y un abrazo para todos tus seguidores.

¡Uf! No sé cómo despedir estas líneas. Quizá la mejor manera sea recordando unas líneas de la canción elegida por nuestro escritor de hoy, Francisco José Motos:

“Si tú regresas las mañanas se visten de alegres canciones. 
Rastro, huella de mi búsqueda errante, 
que sin ti no encuentro señales 
nunca el tiempo es perdido, 
es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de olvido”.

“Nunca el tiempo es perdido”, Manolo García.

Bss. 

16/05/16

Los amados y odiados bancos, artículo publicado en La Actualidad de Águilas el 26.02.2016

Los amados y odiados bancos.

Me veo obligada, finalmente, a polemizar un poco sobre un tema que, dada mi profesión, me persigue: los bancos, esas entidades amadas y odiadas a partes iguales por unos y otros, dependiendo de la necesidad que se tenga de ellos y del resultado que obtengamos con la consulta realizada. Antes de empezar, quiero dejar claro que no pretendo con este artículo crear un debate ni molestar a nadie; simplemente, es mi opinión acerca de un tema que conozco y sufro a diario.

Este negocio (sí, negocio, como cualquier otro) se ha basado desde tiempos inmemoriales en el intercambio de necesidades, entendiendo estas como necesidades económicas del consumidor, persiguiendo el banco, lógicamente, un beneficio pecuniario al igual que el panadero, el lechero o el carnicero. Cada cosa en su nivel, claro está, y sin ánimo de molestar a nadie, faltaría más.

Los que nos sentamos tras las mesas de las oficinas bancarias tenemos que seguir unas pautas, unas reglas, una normativa, cuyo incumplimiento consciente o desobediencia inconsciente puede causarnos muchos problemas. Al igual que todos los empleados de cualquiera de los trabajos existentes en el mundo, defendemos nuestro trabajo con ímpetu y responsabilidad, no siendo de nuestro gusto algunas de las cosas que forman parte de nuestra labor, pero que tenemos que hacer porque es lo que nuestros jefes nos ordenan. No estamos aquí sentados para discutir lo que se nos dice que hay que hacer (no en mi nivel, desde luego), estamos aquí para trabajar según las normas de cada entidad, nos guste más o menos. Porque, por ejemplo, una cosa es mandar a todo el mundo a actualizar la libreta al cajero (tema muy polémico y de gran actualidad), porque es lo que nos mandan hacer, y otra cosa muy diferente es estar de acuerdo en determinados casos con esa medida. Pero hacerlo, hay que hacerlo. Sí o sí. Lo mismo sucede con un montón de cosas más que hoy en día han cambiado mucho y que, nos gusten más o menos, tenemos que hacer.

Al hilo de esto, quiero romper una lanza a favor del empleado de una entidad competencia de la mía que hace unas semanas fue el causante de una gran polémica. Parece ser que alguien, un señor creo que fue, no cliente de este banco en concreto, fue a realizar un ingreso por ventanilla en una cuenta de un tercero, y cual fue su sorpresa cuando este colega le dijo que ese ingreso tenía una comisión de diez euros. Esto, si es verdad, que no sé yo, porque diez euros son muchos euros, debió dejar al señor no cliente con la boca abierta; es cierto, es un abuso. Pero, ¿alguien se ha parado a pensar en el pobre chaval que tuvo que tragarse lo que pensaba de esta medida y soltar así, de golpe y sin anestesia, semejante barbaridad? Pues yo sí que me he puesto en su lugar, quizá porque me imagino a mí diciendo aquello a mis clientes o a mis no clientes y siento con total exactitud lo que sintió el pobre empleado de ese banco. Vergüenza es poco.

Luego está la parte, nada desdeñable, en la que el cliente / consumidor nos pide cosas imposibles o que no podemos hacer. Por ejemplo, hace unos años, en la zona en la que yo trabajaba, era costumbre de los grandes hombres de negocios acabar las interminables sobremesas con las que agasajaban a sus clientes en un lupanar que por allí había, de gran éxito por cierto entre este colectivo. Sucedió entonces que uno de esos grandes hombres de negocios pagó la cuenta a altas horas de la madrugada con su tarjeta de crédito, llegando el cobro a su cuenta al mes siguiente. La esposa del susodicho, cliente también del banco y titular con su esposo de la cuenta en la que se había cobrado el recibo descomunal de la noche de negocios en cuestión, se personó muy enfadada una mañana en la oficina del banco de la que eran clientes y pidió el extracto de la tarjeta de la que sólo era titular el marido. El compañero al que le tocó lidiar con semejante marrón, no se atrevió a contradecir a la señora e indicarle que las tarjetas son personales y que sólo el titular puede acceder a esa información o venir a pedirla al banco en persona, sino que, intimidado por el disgusto de la esposa, le facilitó el movimiento donde quedaba claramente reflejado el desliz del negociante y su generosidad. Podéis imaginaros la que se armó, tanto en casa del susodicho como en la oficina bancaria, cuando el titular de la tarjeta se presentó allí para pedir responsabilidades por haber facilitado información personal y privada. Está claro que el señor marido metió la pata pagando con la tarjeta de crédito la fiesta en el burdel, pero fue realmente mi compañero el que cometió un tremendo error; error que casi le costó el puesto por no querer quedar mal con la esposa. Nunca llueve a gusto de todos, está claro. Todas estas equivocaciones las van curando los años y la experiencia, aunque siempre se te quedan clavadas esas ocasiones en las que has hecho todo lo posible por ayudar a tu cliente, pero no ha sido suficiente. Eso es algo que no cura el tiempo, aunque haya quien piense que sí.

Os cuento esto, no para que os riais (aunque sé que tiene su gracia), sino para que os deis cuenta de que hay cosas que al usuario le parecen una tontería de nada, pero que pueden costarnos el puesto a cualquiera. Si decimos “no puedo facilitar esa información” o “eso no puedo hacerlo”, es, ni más ni menos, la realidad. No lo hacemos por fastidiar, ni porque ocultemos nada, lo hacemos sencillamente porque es lo que nos dicen las normas que hay que hacer; es, porque lo primordial en este trabajo es la protección de datos de carácter personal e incumplir esa ley puede causarnos el despido.

No existe el banco perfecto, ni el empleado perfecto, al igual que no existe el colegio perfecto, ni la peluquería perfecta, ni el médico perfecto. Todos somos PERSONAS, todos cometemos equivocaciones y todos nos vemos obligados en algún momento a hacer en nuestro trabajo algo que no es de nuestro agrado. Claro, lo hacemos porque TODOS defendemos el pan de nuestros hijos.


13/05/16

Artículo
¿Competiciones infantiles o combates de padres?
publicado hoy en
La Actualidad de Águilas, 13.05.2016
 
"... somos los padres en las gradas quienes encendemos la mecha que acaba explotando en las canchas...".
 
Pasa por La Sección Basket para acceder al artículo publicado:

http://laseccionbasket.blogspot.com.es/2016/05/articulo-competiciones-infantiles-o.html



11/05/16

Microrrelato Seleccionado para formar parte de la Publicación
Antología
 I Concurso de Microrrelatos Libripedia.



El libro.

 El libro, situado sobre la mesa, daba la impresión de encerrar los más grandes misterios.

Decían que, al abrirlo, entrabas en un mundo que sólo existía en la imaginación de los niños, los seres más felices sobre la faz de la Tierra.
Decidido, lo abrió, y ante sus ojos cobraron vida ogros, hadas, caballeros y lindas princesas de hermosos mundos.

"Sí", pensó, "aquí es donde quiero vivir".

06/05/16

El comienzo de una vida, microrrelato.


Suspiró pensando en lo que había querido ser y no era.

Miró la imagen que se reflejaba en el espejo: dura, reflexiva, decidida. Su mano rozó el recuerdo de la última vez; el recuerdo del momento en el que su cabeza y su corazón se rompieron en mil pedazos, una vez más, para volver a colocarse ahora y permanecer fuertes e irrompibles por fin.

Sonrió.

Su alma liberada la empujaba hacia la existencia que había deseado tener y no había conseguido. Pensaba seguir el camino que se le mostraba.

Los golpes, las marcas y el dolor quedaron allí mismo, tirados en el suelo junto con los restos de la vida que la había maltratado.

Ahora, libre y sonriente, caminaba hacia el mundo que había decidido construir para ella, un mundo en el que la esperanza sería su timón y la libertad su sueño realizado.
Bss.

Una luna, una playa, ...

Una luna, una playa, ...

Si cerraba los ojos, aún podía verlo, sentirlo, … Una luna, una playa, unos brazos que la abrazaban, una boca que la besaba, u...

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