Suspiró pensando en lo que había querido ser y no era.
Miró la imagen que se reflejaba en el espejo: dura, reflexiva,
decidida. Su mano rozó el recuerdo de la última vez; el recuerdo del momento en
el que su cabeza y su corazón se rompieron en mil pedazos, una vez más, para
volver a colocarse ahora y permanecer fuertes e irrompibles por fin.
Sonrió.
Su alma liberada la empujaba hacia la existencia que había deseado
tener y no había conseguido. Pensaba seguir el camino que se le mostraba.
Los golpes, las marcas y el dolor quedaron allí mismo, tirados en
el suelo junto con los restos de la vida que la había maltratado.
Ahora, libre y sonriente, caminaba hacia el mundo que había
decidido construir para ella, un mundo en el que la esperanza sería su timón y
la libertad su sueño realizado.
Bss.
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