Mirandilla se encuentra a escasos 15 km de Mérida, preciosa ciudad que conserva en cada recodo los recuerdos de la época romana en la que fue capital del Imperio. Pero hoy no vamos a hablar ni de los maravillosos mosaicos que se conservan en el Museo Nacional de Arte Romano, ni del espectacular Teatro Romano, ni de los restos de la Alcazaba desde donde se aprecia la maravilla de ciudad que es Mérida. Hoy sólo vamos a hablar de Mirandilla, Badajoz, cuyo patrón, San Isidro, se ve ensalzado cada 15 de mayo en la romería que recorre el pueblo en procesión; la fiesta mayor se celebra el 22 de julio en honor a su Magdalena y la Asunción de la Virgen el 15 de agosto para terminar, al día siguiente, con la fiesta de San Roque. Bien, fiestas tiene.
Os confieso que la primera vez que me acerqué por allí, aún sabiendo lo "mini" que era, me sorprendió. Llegas allí después de haber andado unos cuantos kilómetros por una carretera comarcal que atraviesa campos de cultivo y entras al pueblo sin saber que ya has llegado. Casas de dos plantas a ambos lados de la calle y poco más. Es el típico pueblo de interior en el que la ganadería y la agricultura forman parte de su vida cotidiana; silencioso, tranquilo, caluroso en verano y frío en invierno y habitado por personas inmejorables, motivo principal de esta reseña.
Fui allí de la mano de mi otro yo, otra Isa Pérez de las muchas que habitan el mundo, pero sólo igual a ellas en nombre, porque no hay nadie que la iguale en alegría, bondad, generosidad y amor a los demás. Ella nos enseñó su Mirandilla y lo conocimos desde dentro, en casa de una familia extraordinaria formada por mirandillenses de los de toda la vida que nos hablaron de las tradiciones, las fiestas, el trabajo que realizan, la caza, el entorno,...; y el jamón, uhmmm, ¡y qué jamón! Fueron unos días maravillosos en los que conocimos a muchos amigos que hoy son como de la familia.
Os decía más arriba que de la Iglesia de la Magdalena hablaríamos más adelante. Pues bien, en ella se casó mi querida amiga con su Eu; en ella le leí emocionada durante la ceremonia y en ella los abracé a ambos cuando por fin se dieron el esperado "sí, quiero". En ella también fui testigo del bautizo de su primer hijo y de cómo, no sin esfuerzo, el sacerdote que le echó el agua al pequeño, cumplió con una de las tradiciones al levantarlo en ofrenda a la Santa Madre mientras rezaba una oración. En ella volvimos a encontrarnos con nuestros "familiares amigos" para celebrar la llegada del nuevo mirandillense, Rodrigo.
Hay lugares, como Mérida, llenos de monumentos que visitar. Y hay otros, como Mirandilla, en los que los monumentos son las gentes que allí habitan.
Y, por ellos, volveremos.
Bss.
Hola Isa!!
ResponderEliminarPues no lo conocía, bueno, a decir verdad, no conozco casi nada de España, he viajado muy poco, pero muchas gracias por acercarnos con tus palabras este pueblo.
Besos!! <33
De nada, date un paseo por allí, ya verás!!
ResponderEliminarDe nada, date un paseo por allí, ya verás!!
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