09/12/23

Querido diario: ... Quizá sea mi momento o quizá sea solo un momento más ...

Querido diario:

Soñaba con reencontrarme contigo, siento no haber tenido la fuerza suficiente para hacerlo antes. Si miro la fecha de la última vez que escribí en tus páginas, estoy segura que me sorprenderé. Pero no quiero hablar de eso, ya sé que la pereza siempre ha sido mi punto débil a la hora de escribir. Y no por falta de ideas o de inspiración, a veces la falta de motivación basta para que no hagamos lo que debemos hacer. Nunca he considerado esto de escribir como un trabajo, la verdad es que nunca lo fue para mí, pero siempre me ha faltado compromiso con la escritura, a pesar de lo muchísimo que me ha gustado siempre crear historias e imaginarme en ellas, llenar horas y hojas inventando otras vidas o encontrándome con la mía a pecho descubierto. Igual ha llegado el momento de tomarlo más en serio. Quizá sea mi momento o quizá sea solo un momento más, quién sabe…

Hoy quería contarte que desde hace unas semanas, por aquello de reforzar el momento creativo (jajajajjaajjaja), soy alumna de un taller de la Escuela de Escritores. A ver, suena mejor de lo que es, pero bueno, me sirve para sentarme a trabajar (esta parte sí que es un trabajo) y, gracias a ello, estoy creando nuevos relatos. Vamos por el cuarto que, por cierto, tengo que empezar sin falta si no quiero incumplir el plazo de entrega, cosa que no me gustaría que pasara. El curso no está mal, le falta agilidad en la presentación de contenidos y tenemos poca comunicación con la profe, no por culpa de ella, sino por la forma en la que está estructurado, pero bueno, seis relatos en tres meses es mucho más de lo que seguramente escribiría por libre. He aprendido cosas que no sabía y que no me había parado a pensar a la hora de escribir; a mejorar otras que no me había parado a analizar y a darle algo más de vida a mis escritos y a mis protagonistas, a los que estoy mimando todo lo que puedo y haciéndolos formar parte de mí. Es alucinante cómo pueden llegar a apoderarse de tu mente esos seres irreales. Dotar de vida, amor, esperanza, dolor, tristeza, … a tus personajes, te da un poder que solo se consigue con la escritura. Moldear la historia y dejarla ir para ver a dónde nos lleva; verla crearse, realizarse. Es un proceso increíble.

Las correcciones por parte de Clara, la profe y escritora gallega, están siendo bastante enriquecedoras y, en ocasiones, duras. ¡Algún enfado he pillado después de que me recortara frases y párrafos que para mí eran maravillosos! Pero, ¿a quién le gusta ver cómo sus textos son podados sin piedad? Como ella dice, a ninguno nos gusta tener que corregir nuestros textos, pero hay que hacerlo y, a veces, el quitar contenido hace que el texto gane en calidad. Eso también lo estoy aprendiendo poco a poco. Un día de estos, cuando decida qué hacer con las nuevas creaciones, puede que suba alguna al blog. Pero antes debo decidir si los guardo para algún concurso, ya que, de ser así, tienen que ser inéditos y no publicados en ningún sitio. Es posible que el primero sea carne de concurso. Me encanta. Un relato algo gore, como me dicen los que lo han leído. Se fue armando solo y me obsesioné tanto que creo que al final salió algo bastante bueno, teniendo en cuenta que la autora soy yo… Ya te iré contando más cosas, a ver en qué acaba el taller …

Por lo demás, poco que contar. Está siendo un año muy largo, muy triste y muy trabajoso. Sí, creo que esa palabra se ajusta bien a lo cansados que me resultan los días. Hay algunos que parecen no tener fin, minutos que parecen horas y horas que son como un bloque de piedra que no se mueve. Así son a veces las agujas de mi reloj… Lentas, pesadas, desesperantes. Y, la verdad, es que a veces me pregunto para qué narices quiero que avancen las puñeteras horas si no voy a ningún otro sitio que no sea otro día igual a este. El nuevo día no va a traerme nada especial, ni increíble, ni maravilloso. El nuevo día solo va a traerme una nueva arruga en mi frente y un pie más cerca del final. Nada extraordinario va a suceder mañana, aunque, bien mirado, quizá sea lo mejor. La ausencia de novedades puede ser buena en sí misma, ¿no? Quizá lo que quiero con ansia es que se acabe 2023, año impar, mal año, y llegue el próximo a ver qué tal se nos da. Hace mucho tiempo que el inicio del año dejó de tener ese sabor a nuevo de antaño, sobre todo en mi trabajo, y casi no nos damos ni cuenta de que hemos cerrado un ejercicio y abierto otro, ahogados en la tremenda presión que soportamos. Por eso no termino de saber exactamente para qué quiero que llegue. ¡Para cumplir los 48 que me van a caer no creo!! Bueno, supongo que será por la esperanza de una época mejor, sin sobresaltos y con algo de paz, con algo de sosiego y con un poco del amor que creo que me merezco y me falta. Es cierto que hay cosas que llenan tu corazón cuando suenan las doce campanadas en Nochevieja y la esperanza puede que sea la más importante de todas. Me aferraré a ella, a ver si entre las dos logramos algo de felicidad, ya que está claro que mi único deseo jamás se hará realidad.

Querido diario, cada vez que me reencuentro contigo me obligas a contarte cosas que me cortan la respiración y me ahuecan el alma, aunque puede que no sea por lo que te cuento, sino por lo que callo. Quién sabe …

Hace poco descubrí una canción de Bebe que se llama Ganamos que me hace llorar cada vez que la escucho. Tiene frases devastadoras. Hoy me despido de ti con algo de ella …

“ … Te escribo tanto porque no me despedí. Me quedo con tu amor y tu ternura …

No volveré a sentir igual, lo que tuvimos fue de una intensidad que pocos pueden comprender…

Te doy las gracias mi vida, porque mi vida siempre tendrá parte de ti … “.

Bss.

#blogperez #muchosiempre




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